Después de trabajar en el sector de la construcción de backend para chat al estilo Whatsapp puedo decir sin equivocarme que es un pésimo negocio. No funciona. El negocio como un servicio agregado para dar valor dentro de otra aplicación es factible, el chat de por sí no. ¿Quieres saber cómo llegué a la conclusión?
Desde 2012 he estado moviéndome entre empresas de chat. La primera a la que me uní Yuilop se ganó una entrada en este mismo blog donde comenté un poco lo que hacíamos. Como startup he de decir que la empresa estuvo muy bien. Se necesitaba una gran velocidad para pivotar ante cada adversidad y escollo en el camino, el equipo humano era inmejorable y todos éramos una piña. El trabajo y la convivencia fue quizás una de mis mejores experiencias. El problema, el modelo de negocio.
Comenzaré comentando antes un par de casos más generales de aplicaciones más conocidas y después entraré en otras que puede que no conozcas y que ya de hecho muchas de ellas no existen.
Whatsapp: tú eres el producto
Voy a comenzar por la empresa que lo inició todo. En principio cabe destacar que esta empresa desde que se fundó no tenía claro cómo iba a solventar el problema de la monetización. De hecho, nunca lo hicieron. Whatsapp tiene un modelo de negocio basado en la pérdida. La misión de los creadores no era obtener dinero sino obtener usuarios para después vender ese producto a una empresa mayor. Tal y como hicieron cuando vendieron a Facebook.
En todo este tiempo los únicos momentos en los que Whatsapp ha recurrido a solicitar la monetización de sus usuarios ha sido a través de el pago de un euro ya sea por instalación en Apple (iPhone) o de forma periódica cuando comenzó a amenazar con dejar de prestar servicio a todos los usuarios que no pagasen la cuota anual de un euro por su uso.
El problema es que estaba tan mal controlado o era un farol tan malo que la mayoría (como yo mismo) nunca pagamos y siempre nos volvían a reactivar el servicio. Recordando que la base de usuarios era su principal activo no podían permitirse perder ni un usuario.
Intentar emular el modelo de negocio de Whatsapp es sin duda un error. No hay empresas que hayan conseguido una estabilidad basándose en esto. Está claro que el modelo de negocio de Whatsapp era conseguir tantos usuarios como fuese posible y después venderlo todo a una empresa mayor y les funcionó bien.
Telegram y su modelo sin ánimo de lucro
Telegram fue fundado por el creador de Vk, Pável Dúrov, quien quiso tener una organización apátrida para realizar el envío y la recepción de mensajes encriptados para mantener la privacidad tanto del emisor como del receptor en respuesta a la problemática de Estados Unidos y Rusia con sus leyes para la seguridad ciudadana.
Telegram no fue desarrollada para ser vendida, ni para ganar cuota de mercado. El dinero de momento proviene completamente de Dúrov quien invirtió inicialmente un millón de dólares.
Los ingresos parece que aún duran porque en la propia ayuda de Telegram se comenta esto mismo y dicen que en caso de escasear el dinero por falta de donaciones pensarían opciones no esenciales pagadas para mantener la infraestructura y financiar los salarios de los desarrolladores.
Como puede verse emular Telegram para competir con ellos no tendría mucho sentido. El dinero se recibe de donaciones y se emplea para cubrir gastos.
Yuilop y la energía
La aplicación ofrecía una forma de comunicación universal. Si un contacto o usuario no formaba parte de Yuilop, los mensajes se enviaban a ese número vía SMS. Para poder enviar esos SMS se contaba con una energía y se conseguía más energía utilizando la aplicación. Simple. Fácil y funcionaba. Recuerdo que logré convencer a muchas personas para poder emplear esa aplicación y chatear mediante ella.
Al principio incluso enviando mensajes directamente a sus teléfonos móviles vía SMS y solicitándoles que probasen la aplicación.
Las críticas eran bastante positivas. No había mayores problemas, el sistema funcionaba razonablemente bien y la aplicación no era muy pesada. Además, aunque fue algo que no llegó a estar online todo el tiempo contábamos con una interfaz web que facilitaba escribir y mantener conversaciones con los compañeros a través de un ordenador.
Nosotros lo usábamos y pedíamos a todos que se comunicasen con nosotros usando esa aplicación.
El problema llegó cuando hubo que monetizar todo. Hubo varios intentos fallidos: el uso de publicidad resultó en un incremento del tamaño de la app y ralentización a la hora de abrir la app. Además agregando a todo esto la molestia de compartir pantalla con la publicidad.
Otro intento llegó mediante el uso de números de teléfono reales convirtiéndose en operador móvil virtual. De esta forma se puede proveer a los usuarios de números móviles, todo el tráfico saliente del teléfono en base a llamadas reales y SMS se toma de la energía y las llamadas y SMS recibidos constituyen un ingreso para la empresa. Además, se dió la posibilidad de proporcionar al usuario una tarjeta SIM solo de datos. Hubo muchos problemas con los operadores y la calidad del servicio.
En un intento de volver a pivotar intentaron cambiando de nombre a Upptalk y probando otro modelo de negocio basado en ser una operadora de telecomunicaciones en lugar de un sistema de chat. Finalmente quebró.
Chad2win: gana dinero chateando
Esta es otra aplicación que surgió en Barcelona. La idea era bastante sencilla y fue todo un hito en mi opinión. Hubo mucha gente que en los primeros meses o incluso el primer año de vida de la aplicación consiguió unos cuantos euros de forma mensual solo manteniendo conversaciones con sus contactos a través de la aplicación.
Los ingresos venían de la publicidad. Mientras escribes mensajes ves publicidad en la pantalla tal y como sucede en muchas otras aplicaciones. Cada mensaje que escribes son puntos que se agregan a tu cuenta. A final de mes, los ingresos de publicidad de la empresa se distribuyen entre esos puntos y según lo que hayas conseguido, será el dinero que te ingresen.
Como nota positiva no solo podías solicitar el ingreso de esos euros en tu cuenta sino también podías optar por donarlo a una organización sin ánimo de lucro. Cada mes se seleccionaba una organización diferente.
El problema fue el crecimiento. En Google Adsense sucede también. Las empresas que contratan publicidad son limitadas, no hay un número infinito de estas y suelen ser campañas. Mantener un número creciente de empresas que se publiciten acorde a cómo va creciendo la base de usuarios es un desafío complejo. Pronto los usuarios en lugar de euros solo recibían céntimos. Desanimó a algunos y la base de usuarios descendió.
Esta empresa cambió el nombre de la aplicación a Quack! Messenger pero finalmente cerró.
Libon: la apuesta fallida
Descubrí Libon en 2015 en París. Orange había invertido en esta startup y se desarrollaba de forma activa ofreciendo no solo la parte de chat sino también buenos precios para llamadas internacionales.
En experiencias anteriores en el sector de las telecomunicaciones he visto cómo intentar competir en el sector de las llamadas internacionales es como vender chucherías. Tienes que vender mucho para conseguir un poco de dinero. No es un modelo de negocio muy escalable y requiere de mucho trabajo para mantener actualizadas todas las tarifas, buena conexión con operadores y estar atento de cuando un usuario tiene un problema. Aunque sea a las 2 de la madrugada.
Libon tenía en la app dos partes diferenciadas. Por un lado estaba el chat y por otro las llamadas. Tan diferentes que iban por dos protocolos completamente diferentes. Esto hizo que cuando se plantearon recortar gastos decidiesen eliminar completamente la parte de la aplicación que menos movimiento tenía: el chat.
Orange cesó la aplicación y los creadores originales retomaron la idea para relanzarla de nuevo de una forma más modesta. La aplicación es a día de hoy una aplicación para permitir a los usuarios realizar llamadas internacionales de forma más económica. La parte del chat no volvió a ser incluida.
Jongla y los stickers
Otra empresa que comenzó en Finlandia fue Jongla. La idea de Jongla era llevar a los jóvenes una forma de comunicación desenfadada con una app divertida y fácil de usar. Su principal mercado estaba enfocado a Asia donde el usuario adolescente consume este tipo de servicios y suele pagar por obtener stickers (pegatinas) para amenizar y hacer más visual la comunicación.
A día de hoy todos los sistemas de chat cuentan no solo con emojis sino también con stickets, gifs y otros recursos gráficos para hacer la conversación más divertida. No era algo nuevo.
Una de las apuestas más grandes para Jongla fue quizás su integración con Youtube, el cuidado de la interfaz, la pequeña selección de stickers teniendo algunos con animaciones y audios e incluso en los últimos momentos un sistema de audio para permitir grabar y enviar la voz con efectos.
Ya fuese por no lograr una masa crítica de usuarios o por no tener clara la fórmula para monetizar el proyecto finalmente la empresa tuvo que cerrar.
Viber: ¿caso de éxito?
Creo que podría resaltar el modelo de negocio de Viber a mi entender uno de los pocos que ha conseguido sobrevivir con un modelo de negocio dentro del mundo del chat.
Viber por un lado tiene como hito reciente haber sido vendido por 900 millones de dólares a Rakuten. Este paso muy alineado con Whatsapp cuando fue vendido a Facebook elimina un poco el foco del punto interesante e importante, ¿consiguen ser rentables?
Según los datos previos a la compra sí. Lo son. No obstante dentro de Rakuten figuran como "otros ingresos" y ya no es posible saber si continúan creciendo o no.
El modelo de negocio de Viber se basa en la publicidad específica y hecha por ellos. No agregan librerías de publicidad de terceros. Ellos diseñan la forma de interactuar con esa publicidad pudiendo ser desde un simple banner lo menos intrusivo posible o en algunas pantallas incluso un carrusel de elementos de una tienda para comprarlos directamente a través de la app.
Conclusiones
Como anticipé en el título el chat me ha resultado un mal modelo de negocio. He asistido a intentos de poner en práctica varias iniciativas a través de una docena de empresas con las que he trabajado y la mayoría han finalizado cerrando.
Como se dicen en inglés, el chat es un commodity. Es una característica que aporta valor a la aplicación de carácter social o cooperativa pero no es posible obtener un retorno de inversión de esta característica ni debería constituir el núcleo de una aplicación. Los usuarios emplean normalmente unas aplicaciones donde mantienen a todos sus usuarios y estas aplicaciones tienen actualmente el peso de tener ya a todos sus contactos. Competir sin ofrecer un valor muy específico sería un error.
Por ejemplo, LinkedIn ofrece a los profesionales entablar conversaciones con usuarios de la misma red laboral. Al igual que Upwork ofrece la posibilidad de hablar con posibles clientes o trabajadores, según el caso, para profundizar en la especificación de un trabajo sin proporcionar otros medios de comunicación externos.
En este sentido el chat puede tener un valor como un sistema B2B donde pueda integrarse de forma fácil con una base de usuarios y dentro de una interfaz web o de aplicación móvil.
¿Y tú opinas? ¿Consideras que aún deberían existir otras aplicaciones de chat sin más? ¿Qué valores consideras deberían aportar para elegirlas con respecto al resto? ¿Probaste alguna de la lista? ¿Has trabajado en la realización de algún chat? ¿Te interesa obtener más información? ¡Déjanos un comentario!