featured image

Después de revisar lecturas tan interesantes como el libro de Ramón Campayo, Aprende un Idioma en 7 días; Introducción a PNL de Joseph O'Connor y John Seymour; los 7 hábitos de la gente altamente eficiente de Covey, así como los libros de las reglas del management y otros de Richard Templar; en todos ellos se pone de manifiesto algo bastante interesante, que conforma los mitos y las inexactitudes de hoy en día.

Aprender tiene fecha de caducidad

Esto es un mito que se transforma, muchas veces, en excusa. Cuando una persona, llegada a cierta edad (o incluso muchas veces antes, mucho antes) menciona la típica frase: es que ya soy muy mayor para aprender eso; solo está enunciando una excusa por la cual, no pretende esforzarse en conseguir un conocimiento nuevo.

Aprender, a nivel cerebral y neuronal, no se deja de hacer nunca. Es más, un cerebro maduro, con un conjunto de conocimientos base, es más fácil que aprenda algo, que un niño al que le está costando aprender a leer y escribir. Algo tan concreto como el funcionamiento de un microondas, puede ser comentado a un adulto que enlazará ese conocimiento a otros que ya tenga de su base académica (o del conocimiento del funcionamiento de otros electrodomésticos) y lo aprenderá mucho antes que un niño de 5 años, que puede pensar que todo lo que le cuentas está sacado de una película de ciencia-ficción.

Los jóvenes de hoy en día...

La estructura social ha cambiado, ya no se ata a una silla a nadie, ni se les obliga a estudiar durante varias horas con posibilidad de un castigo físico si al terminar el estudio no se sabían la lección. Ese marco ha cambiado radicalmente. ¿Quiero decir que deberíamos volver a ese marco para que las cosas fueran mejor? ... ¡Ni de coña!

Las cosas han cambiado, en eso estamos de acuerdo, pero las formas de enseñanza... pues no. Seguimos teniendo profesores que se sientan tras una mesa y nos dan una sesión de telediario, explicando (eso sí) lo mejor que pueden, una lección de historia, lengua, literatura o similar. En el caso de asignaturas de matemáticas es peor aún, porque no se trata ya de que se transmita de forma oral, sino que el profesor de turno se levanta, rellena la pizarra con una forma de hacer un ejercicio y, si se entendió bien, y sino... es que son unos burros.

Hoy en día se penaliza, tanto socialmente por los compañeros, como por muchos profesores, el tener curiosidad, el preguntar algo sobre una asignatura, o sobre algo que se está explicando:

  • el profesor, lo toma como una pregunta fuera de contexto, cuando no quiere responder, o una posible broma, o un niñ@, es que si no prestas atención, esto no sirve de nada;
  • los compañeros, agreden verbalmente (y a veces hasta físicamente) al compañero que realiza preguntas de forma frecuente... entre algunos calificativos, no se podrá negar, que se suele tildar a estas personas de empollones.

Termina no siendo un buen marco de enseñanza. ¿Realmente la culpa es de los jóvenes?

...y el cambio de marco

Ahora piensa, una clase de historia, nada más entrar, en una pizarra, o de forma visual, el profesor ha colocado 1400, en el extremo superior izquierdo, y 1500 en el extremo superior derecho. Entre medias pone, simplemente RENACIMIENTO.

Nada más comenzar la clase, el profesor nombra el marco geográfico, estamos en Italia. Para llevarlo gráficamente, sitúa las mesas y a las personas de forma que se vean las ciudades estado que formaban, en ese tiempo Italia, se puede formar, incluso, un teatro en el que cada alumno tiene un papel, que leer y hacer vivir a los demás, sobre el renacimiento y el lugar que ocupa, según donde esté sentado.

El hecho, es que la motivación se rige por acción, si por la mañana se levanta un niño, sea de la edad que sea, para ir a una charla sobre un tema teórico que, el máximo movimiento que tiene, es un profesor poniendo fechas y nombres sobre una pizarra... por muy bien que organice y clasifique los datos este profesor, y por muy diverso que sea su registro vocal (a menos que mezcle comedia con narrativa audiovisual), está abocado a ver bostezos, e incluso gente que se duerme.

Aprender es hacer

Como dice el viejo proverbio chino: <q>Me lo contaron y lo olvidé. Lo vi y lo entendí. Lo hice y lo aprendí.</q>

Cuando, en una clase, se realizan ejercicios tras el profesor haber realizado un ejemplo, como en clases de matemáticas, esto suele reforzar el que los alumnos se motiven a trabajar, hagan los ejercicios y progresen. No es una panacea, en eso estamos de acuerdo. Pero es un avance.

Para realzar más la motivación, hay que conseguir que los alumnos se sientan parte de la clase, por ello el ejemplo anterior de la clase de historia. Esto es aplicable a más tipos de clases, por ejemplo de lengua, donde un análisis de oración puede salir de nominar a partes de la clase como sujetos, predicados, complementos, etc.

... y el refuerzo positivo

Está claro que, entre el trabajo y los estudios, donde más absentismo hay, sin lugar a dudas, es en los estudios. Esto es porque, el beneficio para el estudiante no es claro, además, se entremezcla con la posibilidad de fracaso y, ante una posibilidad de fracasar, para muchos, lo mejor es no intentarlo.

¿Qué pasaría si cada día de asistencia se valorase en 2, 3 ó 5 euros? ¿Nos apostamos a que esto bajaría el absentismo escolar?, es muy parecido a ir a trabajar, ¿por qué la gente no falta al trabajo?, ¡por miedo a que le descuenten el día de las vacaciones o la nómina!

Pero pongámoslo mejor todavía, ¿qué tal si hacemos un examen semanal?, todos los avances de cada semana puestos a examen, y una vez al mes, todos los del mes, y una vez cada 3 meses, todos los del trimestre. ¿Qué pasaría si los contenidos fuesen asequibles (lo que ya se ha visto en clase) y el premio la nota?, ¿qué tal si potenciamos el hecho de que tener notas favorables sea bueno? ... y ya si se premiase económicamente, ni te digo :-) , ¿qué tal una beca para los que lo hagan sobresaliente?

Explicar a un joven que lo que estudie y lo que introduzca dentro de su cerebro será bueno en un futuro (para la universidad o más allá... cuando se licencie y busque trabajo... sobre los 25 años como poco), teniendo solamente 8, 12 ó 16 años incluso es algo un poco absurdo, porque en el primer caso le estás diciendo que, cuando pasen 17 años (¡más del doble de la edad que tiene!), eso le habrá ayudado mucho.

Es equivalente a decirle a un trabajador: trabaja duro y haz por subir de sueldo, buscar mejores trabajos y progresar, porque cuando cumplas la edad de jubilación, te quedará mayor pensión; ¿qué efecto tiene eso?... ninguno, ya que ninguna persona, o casi ninguna, invierte en futuro a largo plazo, prefieren vivir el día a día y que, si en uno o dos meses (o dos años como mucho) me suben el sueldo, perfecto, sino, me quejaré y diré que merezco algo mejor (sin hacer nada, realmente :-P ).

Concluyendo... ¿qué nos queda?

Pues llegados a este punto, analizamos las típicas frases:

  • La educación está muy mal en este país: y en muchos otros, realmente, pero eso es porque no se tiene en cuenta cómo enseñar mejor, sino lo que hay que enseñar. Si el medio no es el adecuado, da igual lo que se transporte, por lo que seguirá estando mal, mientras los profesores sean reactivos (en su gran mayoría) y se dediquen a enseñar como ellos creen que lo hacen mejor, sin escuchar un feedback de sus alumnos y la realidad del día a día, al igual que las estadísticas de aprobados frente a suspensos (y dados de baja)... y que conste que pasar la mano o hacer exámenes ridículos, es otra forma de no hacer nada.
  • Los jóvenes de hoy en día no estudian, ni trabajan, no hacen nada: sí, ciertamente, ¿pero quién les ha inculcado esos valores?, si los jóvenes son así, no es porque no se les pueda pegar (como creen muchos), sino porque no se les motiva a tener éxito, sino que se les inculca el miedo al fracaso. Cuando una persona toma fobia al fracaso, no hace nada, porque ante intentarlo y fallar, mejor no intentarlo, ¿no?
  • No sirvo ya para nada, a mi edad, ¿qué voy a hacer si me echan? cualquier persona de menos de 60 años, es capaz de encontrar un nuevo trabajo en el que ser útil y desempeñarse lo mejor posible (y digo menos de 60, porque ya la edad se va notando y porque falta poco para la jubilación, pero es gente la que contrata, y si se les convence, hasta con 64 años y medio se puede comenzar a trabajar... o 66 y medio, depende de la ley :-P ). Una persona de entre 40 y 60 años es capaz de aprender en poco tiempo una nueva forma de trabajar, y sobretodo si se parece a la que haya estado desempeñando durante todos sus años laborales anteriores (que serán, de seguro, 20 ó más). Aprender no es un problema, sino un desafío. Hay que superar el miedo a fracasar y servir de ejemplo a la juventud que va llegando.

Todos tenemos capacidad para aprender, y todos podemos aprender de todo lo que nos motive de forma rápida. En caso de estudios reglados, que no son motivación propia, sino impuesta, la motivación debe de salir de profesores, que, al igual que los alumnos, tienen la imposición de estar ahí, con la diferencia de que, si el profesor no realiza su trabajo, estará incurriendo en dos faltas bastante graves: no cumplir con el objeto de su contrato, y tampoco con su deber moral y ético de enseñar... y hacerlo lo mejor posible, aprendiendo, si hace falta, cada día algo nuevo.